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Historia

Colmenar de Oreja y su historia

Historia

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Las primeras huellas de asentamientos humanos en Colmenar de Oreja corresponden a la IIª Edad del Hierro, y a las cuevas situadas en los escarpes del Tajo y en el yacimiento arqueológico de Los Castrejones, que estuvieron ocupadas por los carpetanos. Posteriormente, la vega de Colmenar de Oreja aparece aludida por los importantes historiadores Polibio y Tito Livio, cuando se refieren a la importante Batalla del Tajo, en el año 220 a.C., librada entre los cartagineses, al mando del general Aníbal Barca, y los  carpetanos, olcades y vacceos,  que fueron derrotados, al ser sorprendidos por la retaguardia por Aníbal que había cruzado el Tajo por el denominado, desde entonces, Vado de Aníbal. De esta importante batalla se encuentran abundantes restos, entre los que sobresale una espada cartaginesa petrificada, que fue entregada al Rey Felipe II. Después de la conquista romana, César  reparte las tierras de la Vega entre los veteranos de sus legiones, quienes formaron los denominados “vicus” o villas romanas rurales,  siendo el más importante de todos el de  Aurelia,  que fue una renombrada ciudad romana, hispano-romana y visigoda, ( tenía basílica), asentada junto al Vado de Aníbal y origen de la historia de nuestra ciudad.

Ya para entonces, Colmenar existía como un pequeño asentamiento vinculado a la producción de miel y, sobre todo, de extracción de piedra caliza, como queda demostrado por la existencia de un “ARA” romana hecha en piedra de Colmenar en el siglo I-II d. C. Actualmente, se encuentra en el Museo Arqueológico de Toledo.
Tras la época de dominación  romana y visigoda, en el siglo X los árabes construyen, en los escarpes del río lindantes con la ciudad de Aurelia, el castillo del mismo nombre, dentro de la línea defensiva trazada por los árabes en el Tajo, al igual que los castillos de Alarilla (Fuentidueña) y Alboer (Villamanrique), si bien, como ahora veremos, el de Aurelia tenía y tuvo especial trascendencia.
Tanto es así que, después de varias conquistas y reconquistas de Aurelia, la ciudad y su castillo fueron finalmente conquistados en el año 1139 por el emperador Alfonso VII en persona, hecho que tuvo amplias resonancias en las crónicas coetáneas y, sobre todo, tuvo como consecuencia el otorgamiento del Fuero de Aurelia, que sirvió de modelo a otros posteriores, como el de Toledo o Madrid.  Este importante documento se encuentra en el Archivo Histórico Nacional.
En el año 1171, Alfonso VIII concedió a la Orden de Santiago la jurisdicción sobre gran parte del término fijado en el Fuero de Aurelia, “con el castillo de Oreja y aldeas”, y, entre ellas, el viejo Colmenar, siendo maestre D. Pedro Fernández de Fuentecalada. La política de agrupamientos poblacionales de la Orden hizo prosperar enormemente a Colmenar, en detrimento de las aldeas de Castellanos, San Miguel, San Pedro, etc. que acabaron desapareciendo.
Tras los sucesos de Los Toros de Guisando, Enrique IV, acompañado de la princesa Isabel, fijó su Corte en Colmenar de Oreja, a la que concedieron el título de Villa. Desde aquí se negoció el matrimonio de Isabel ( la futura reina católica) con el Rey de Portugal, cuya comitiva esperó, infructuosamente, al otro lado del Vado de Aníbal. Tanto Enrique IV como Isabel dictaron numerosas resoluciones que aparecen firmadas y fechadas en  Colmenar de Oreja, en cuya iglesia de Santa María, el conde de Tendilla clavó el famoso manifiesto a favor de Juana la Beltraneja. Partidarios y detractores de la princesa Isabel sellaron su paz en las trascendentales “Vistas de Colmenar de Oreja”.
En 1540, Carlos V concedió a don Diego de Cárdenas y Enríquez, I Duque de Maqueda el título de Primer Señor de Colmenar de Oreja y Oreja, a cambio de las dehesas de Requena y La Puebla, entre otras. En 1625 el Señorío se transformó en Condado, siendo el Primer Conde de Colmenar de Oreja y Señor de Oreja don Bernardino Ayala Cárdenas y Velasco,  VIII Conde de Fuensalida. Entre los años de 1500 y 1700, los sucesivos Reyes de la casa de los Austria  autorizaron o emprendieron las más importantes obras realizadas en Colmenar de Oreja : reparación de la muralla (1517), ampliación de la Iglesia de Santa María (1517) , construcción del Caz de Colmenar y puesta en riego de la Vega (1572), fundación del Monasterio Franciscano de San Bernardino de Siena ( 1570), fundación del Monasterio de la Encarnación de las Agustinas Recoletas (1685).. El auge de las industrias de extracción de piedra, fabricación de tinajas, cererías, elaboración del esparto, tejidos y la importancia de la agricultura, hicieron que Colmenar de Oreja fuera, hasta bien entrado el siglo XIX, el segundo municipio más poblado de Madrid, solo por detrás de la capital. Y en el orden nacional, ocupaba el vigésimo tercer lugar, como villas más poblada que capitales de provincia tales como Gerona, Soria, etc.
En 1922, Alfonso XIII  concedió el título de ciudad a Colmenar de Oreja en premio a los muchos méritos contraídos a lo largo de su historia, coincidiendo con la prosperidad de su industria y la pujanza de su agricultura.

Un romance histórico….

En el asalto de Córdoba por los almorávides, en 26 de marzo de 1091, murió en la defensa de la ciudad el hijo de Motámid, rey de Sevilla, que había tomado el castillo de Oreja al rey toledano Alcádir sobre el 1085. Su viuda, la princesa Zaida, huyó en busca del amparo de Alfonso VI, que había conquistado Toledo, del que estaba “enamorada de oídas, que no de vistas”, ofreciéndole, si la tomaba por mujer, los castillos arrebatados por su suegro al rey toledano Alcádir, entre los que figuraba el de Oreja, de donde resultó que un romance amoroso puso a Oreja en poder de los cristianos, si bien por poco tiempo, pues la derrota de Uclés, en el 1108, devolvió  Oreja al Islam.

Una historia de caballeros…

En el año 1139, Alfonso VII puso sitio al castillo de Oreja. Los sitiados pidieron ayuda y las fuerzas que vinieron a socorrerles, al pasar por Toledo, donde estaba la esposa del emperador,  atacaron sus defensas, siendo recriminados por la Emperatriz Dª Berenguela, que les conminó para que fueran a Oreja, donde se encontraba su esposo, Alfonso VII, para que lucharan contra él y no contra una mujer. Avergonzados, los musulmanes se retiraron por donde vinieron, comportamiento al que luego correspondió Alfonso VII, dejando retirarse  en libertad a los sitiados y rendidos de Oreja hacia Calatrava.

El Fuero de Oreja vanguardista…

El fuero de Aurelia, dado en Toledo el 3 de noviembre 1139, concedía importantes franquicias para alentar la repoblación de la zona, alguna tan desenfadada, y hoy tan actual, como esta: “Sobre todo esto, si alguno fuere al Castillo de Oreja con una mujer, ni forzada, ni casada, ni parienta, ni tomada por la fuerza y quisiera ser uno de sus pobladores, sea seguro, y el Señor de Oreja que fuere no tema recibirlo, y no responda a ningún pariente de la mujer por aquél hecho, ni el que la sedujo

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